Una métrica que permite confiar en el bitcoin es el poder de procesamiento de los mineros, estos emplean equipos especializados para soportar la red. Para producir o descubrir bloques de transacciones un equipo informático debe resolver una criptografía. Debe realizar cálculos hasta encontrar la solución, entones podrá crear un nuevo bloque de transacciones. Las operaciones de terceros las verifican, ordenan en un bloque y las aprueban. Por ello reciben una recompensa, de allí que se les llama “mineros”.
Cuando Bitcoin comenzó a funcionar se podía hacer minería con una computadora común. El poder de procesamiento, llamado también “hashrate” era muy bajo. Por eso cualquier persona podía hacer minería desde su hogar y como lo podía hacer cualquiera, no era fácil confiar en Bitcoin. Un usuario podía descargar 50 BTC, en ese entonces el “hashrate” apenas era de 12,57 Mhash. Llegó a alcanzar tasas tan bajas de apenas 675 Khash.
Una base para confiar en Bitcoin
Pero el programa Bitcoin tiene una condición, cada vez que un nuevo bloque de transacciones se descarga, la dificultad del cálculo para hacerlo, aumenta. En la medida en que los primeros mineros comenzaron a procesar transacciones, aumentaba la dificultad para hacerlo. El aumento de la dificultad de procesar transacciones obligó a los mineros a aumentar el poder o “hashrate” de sus equipos. Llegó el día en que una CPU común ya no tenía la capacidad. Eso sacó del sistema a cualquier minero que podía hacerlo desde su hogar y con un equipo convencional.
De esa manera la dificultad para la minería comenzó a incrementarse y el software exigió equipos con más poder. La tasa de “hashrate” se convirtió en un indicador para comenzar a confiar en el bitcoin. La razón está en que, al necesitar procesadores más potentes, se requiere más inversión y más costos de funcionamiento y electricidad. De esta manera, actores malignos no podrían apoderarse del 51 por ciento del “hashrate”.
Las claves
Una alta tasa de “hashrate” hace que un ataque a la red sea altamente costoso, y no tiene incentivos. También dice de lo robusto que se va convirtiendo la comunidad de mineros, en cuanto a equipos, finanzas y capacidad. Esto indica una red estable y segura. Al comprobar que el poder de procesamiento no se concentra en un nodo o en un pool de mineros, entonces hay descentralización.
El indicador de poder de procesamiento o tasa de “hashrate” comenzó a subir en sus inicios. Para julio de 2010 ya era de más de 1 Ghash. En mayo de 2011 sube por primera vez a 1 Thash. La dificultad siguió en aumento y en septiembre de 2013, alcanza 1 Phash. En febrero de 2016, entra en la cuenta de los exahash y se pusa sobre 1 Ehash. Actualmente es la red con el poder de procesamiento más grande y se ubica sobre 196 Ehash por segundos.
La clave detrás del poder de procesamiento es que esta criptomoneda es por ahora un activo altamente seguro, porque su red está asegurada. Está descentralizada y no se puede manipular. Cumple con el planteamiento de permitir realizar transacciones sin censura, sin confianza y a bajos costos para los usuarios. Cuando el “hashrate” sube, la red se está haciendo más potente en esos aspectos.
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